C.R.A y ONGs internacionales fortalecen acciones de conservación de la reserva El Palomar
Es una de las tres reservas forestales del departamento.
El Bosque Seco Tropical es uno de los ecosistemas más amenazados en Colombia por sobreexplotación, deforestación, cambio de uso del suelo y subvaloración en los servicios ecosistémicos que presta.
La Reserva Forestal Protectora “El Palomar”, ubicada en el municipio de Piojó, Atlántico, es uno de los ejemplos más importantes de conservación de este ecosistema en la región del Caribe colombiano.
Con el fin de hacer seguimiento a las acciones de conservación reflejadas en protección de parches de cobertura vegetal y remanentes ecosistémicos en su paso de régimen de propiedad privada a manejo de autoridad ambiental regional, y los avances para la generación de corredores de conectividad, el director de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico, Alberto Escolar Vega, en compañía de Angela Andrade, representante de la International Union for Conservation of Nature – Iucn, Gina Rodríguez, de Ecosistemas Secos y Wilson Ramírez del Instituto Von Humboldt, realizaron visita a esta reserva, una de las tres declaradas en el departamento del Atlántico.
La visita también pretendía revisar las acciones de restauración activas de elementos ecológicos clave de la composición y funcionalidad del bosque seco tropical desde la comunidad habitante de este ecosistema, así como los esfuerzos realizados por la Fundación Ecosistemas Secos de Colombia y otros actores institucionales y académicos, nacionales y regionales.
Entre las especies que habitan en esta reserva del departamento del Atlántico, se encuentran las emblemáticas amenazadas como el tití cabeciblanco (Saguinus oedipus), venados (Mazama americana y cf. Odocoileus virginianus), oso hormiguero (Tamandúa mexicana), o guacamaya roja aliverde (Ara chloropterus). También se observarán elementos de la riqueza arqueológica del lugar vestigios de la cultura Mokaná.
Alberto Escolar Vega, director de la C.R.A dijo que el recorrido permitió una activa retroalimentación y recomendaciones desde los representantes de la Comisión de Gestión de Ecosistemas (CGE) y la interacción de parte de la institucionalidad y academia en torno a prioridades de investigación y gestiones para la conservación efectiva.